El origen de esta raza se remonta a muchos siglos. Alrededor del 400, algunos países de Europa fueron invadidos por un pueblo asiático que llevo consigo perros molosos como los mastines asiáticos a su vez descendientes del antiguo mastín del Tibet. Estos bárbaros, llamados Alanos -nombre del cual parece provenir una de las denominaciones que recibe esta raza- usaban a estos perros contra los soldados enemigos y también como guardianes de sus campamentos. Eran perros robustos y de gran potencia pero que a su vez carecían de velocidad y de agilidad. Terminadas las correrías del pueblo alano, algunos de estos mastines permanecieron en el norte de Europa. Justamente para darles esa elegancia de que carecía el mastín asiático fueron cruzados con razas de galgos como el Galgo inglés o más verosímilmente el gran Galgo irlandés. Como resultado se obtuvo un perro de gran potencia y al mismo tiempo bastante veloz que era utilizado no sólo para la guardería y el combate sino también para la caza del oso y del jabalí. En este punto surge una disputa sobre cuál es su verdadero país de origen. Algunos lo presentan como originario de Dinamarca -esto explica el nombre todavía utilizado en ciertos países para esta raza de Danés o Gran Danés- otros, y es la tesis más convincente y la que oficialmente reconoce la Federación Cinológica Internacional, afirman que la raza es alemana señalando a la región de Württemberg, como el lugar donde tuvo su origen. Aunque se utilizaba, como se decía antes para la caza mayor, esta raza fue criada para la custodia y el cuidado de la casa y las fincas. En efecto, no es difícil contemplar algunos viejos cuadros o grabados donde se reproducen a estos perros fuertemente sujetos con cadenas, montando guardia a la entrada de las casas. Su aspecto general no ha cambiado mucho en el transcurso de los siglos. Se ha mejorado e incrementado la elegancia, Ia cabeza se ha afinado aunque mantiene el hocico de gran potencia, la unión entre el cuello y el tronco es más larga y noble. De todos modos, esta raza ya entonces como ahora, ha mantenido siempre una potencia y una majestuosidad que no tienen parangón. Por lo tanto, podemos decir con autoridad, que sus características típicas fueron establecidas hace mucho tiempo. Esto sirve una vez más para demostrar y confirmar su antiguo origen. Razas más nuevas y recientes están en continua evolución mientras que el Dogo, en cambio, en su aspecto general, aparte de las diferenciaciones que hemos enumerado más arriba, ha permanecido sustancialmente inalterado.